En la universidad nadie nos dirá que no
comamos chicle, que no nos estiremos o que nos sentemos correctamente,
pero a pesar de esa libertad que se respira, debemos cuidar ciertas
actitudes si queremos causar una buena impresión a nuestros profesores.
1. ¿Visible o invisible?
Cuando compartimos la clase con otros
cientos de personas, bien podemos pasarnos tranquilamente los cuatro
años de carrera siendo completamente invisibles para nuestros
profesores. Quizá esta es la situación soñada por muchos tímidos, pero
no es lo ideal si queremos sacar unas notas realmente buenas. Es cierto
que los exámenes y trabajos pueden estar muy bien, pero un profesor es
al fin y al cabo una persona, y si nos ve interesados y comprueba
nuestro esfuerzo, eso jugará a nuestro favor cuando corrija nuestros
ejercicios… Pero claro, antes tiene que saber quiénes somos.
2. La apariencia (por desgracia) sí importa
Sí. Así es. Desgraciadamente, la imagen,
la impresión externa que demos puede arruinar por completo nuestro
esfuerzo. En un mundo perfecto, nadie debería ser juzgado por su forma
de vestir, de pensar o de vivir, siempre que lo haga respetando a los
demás, pero como ya sabemos, este mundo de perfecto tiene más bien poco.
Para ir a clase no es necesario que
renunciemos por completo a nuestra identidad (como podríamos hacer para
una entrevista laboral), pero sí lo es que la mantengamos un poco
camuflada. Las camisetas con leyendas que puedan resultar ofensivas, las
medias de rejilla, las botas con pinchos y 30 cm de plataforma, las
minifaldas que no se ven a simple vista, las crestas, los taconazos,
etc. los reservaremos para los fines de semana; para ir a clase
elegiremos esa versión de nuestra ropa que no espanta a nuestros
abuelos.
3. Dónde sentarse
Siempre en las primeras filas. Allí
escucharemos bien, prestaremos más atención, veremos mejor lo que se
escriba en la pizarra o se proyecte, los profesores nos verán e irán
conociéndonos y nos distraeremos muchísimo menos.
4. Cómo intervenir
No hablemos sin más cuando se nos ocurra
algo a pesar de que otros lo hagan. Lo primero es que pensemos bien lo
que vamos a decir para no ponernos nerviosos y que levantemos la mano y
esperemos a que nos dé turno el profesor. Nuestra intervención debe ser
respetuosa, clara y trascendente para el tema que se está tratando.
5. ¿Me presento voluntario?
Sí, siempre que vayamos a cumplir con el
trabajo o la tarea que nos asignen. Los profesores valoran mucho que
sus alumnos se presenten voluntarios porque entienden que hay un interés
y juzgarán muy positivamente el esfuerzo siempre que no la fastidiemos:
no hay nada peor que acabar destacando por no entregar el trabajo que
prometimos.
6. Entrega de trabajos
No basta con hacer buenos trabajos académicos,
además hay que entregarlos siempre en la fecha marcada, tienen que
estar escritos con corrección, contar con un buen índice y bibliografía y
ser visualmente agradables.
7. Puntualidad
Aunque en la universidad no nos van a
regañar si llegamos tarde, no es una práctica que debamos convertir en
costumbre, como es lógico. Además, si se da el caso, es mejor entrar sin
hacer ruido y sentarnos rápidamente que interrumpir la clase y al
profesor para pedir permiso.
8. Asistencia
A pesar de estar en la universidad, la
asistencia es necesaria por muchos motivos, los más importantes son que
nos facilitará el estudio porque sabremos en lo que el profesor ha hecho
más hincapié, y que a fuerza de estar presentes el profesor nos verá y
nos conocerá, lo que, como decíamos al principio, le ayudará a ser más
generoso con las notas.
9. Interés
No solo hay que tenerlo, también hay que
demostrarlo y por eso asistir a clase, ser puntual, sentarse en las
primeras filas, entregar buenos trabajos, presentarse voluntario, etc.
son buenas actitudes que nos van a beneficiar.
10. Crea tu equipo
Los compañeros son esenciales en todos
los grupos humanos, y más en la facultad. Crea un grupo de compañeros
con el que compartas tus inquietudes, tus apuntes, tus trabajos y con
los que puedas disfrutar de las ventajas de la amistad y la solidaridad.
No se trata de hacer la pelota a los
profesores, ni de pasarse los cuatro años de carrera fingiendo ser
quienes no somos; se trata de alcanzar un compromiso con nosotros mismos
y con nuestros estudios, de hacer todo lo posible por apasionarse por
cada asignatura, por buscar las aplicaciones más interesantes a las
partes más aburridas. Se trata, básicamente, de disfrutar la carrera que
hemos escogido, y no hay nada que le guste más a un profesor que un
alumno que disfruta y se apasiona por su asignatura.
Fuente: http://www.etitulo.com/10-consejos-para-destacar-en-universidad/
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